Siempre he sentido la naturaleza con gran fascinación. Las atractivas cortezas de los árboles, la diversidad de los patrones de color y pelaje en los animales, los minerales, las plantas, los árboles… Ante tal atracción, sólo puedo pensar que en otra vida debí ser árbol, o piedra.
Mi proceso creativo sigue un diálogo entre la inspiración y la naturaleza del material con el que trabajo, la madera.
Muchos momentos de inspiración suceden en plena naturaleza, donde paseando en solitario por el bosque recupero materiales descartados para realizar mis obras. Cada madera es diferente, y cada pieza tiene características únicas. Algunas maderas aportan gran libertad para ser talladas, pero otras exigen no apartarse apenas del modo de crecimiento del árbol del que provienen. Su apariencia exterior es lo primero que me inspira, pero su presencia se modifica al ir descubriendo los misterios de su interior.»