En una de las escaleras del Palazzo delle Esposizioni, los artistas Petrit Halilaj y Álvaro Urbano suspenden flores gigantes para simbolizar momentos y lugares conectados con su amor. Forman el ramo ideal concebido para su boda, que debería haber tenido lugar en España este año pero que se pospuso por las circunstancias. Al narrar una historia privada, las flores se convierten en una metáfora de la igualdad, la libertad y el respeto de todas las formas de identidad: desde la individual, siendo Halilaj italiano naturalizado pero originario de Kosovo, un país que no reconoce el matrimonio homosexual, hasta la identidad política. – Siendo Urbano de España, un país que no reconoce la independencia de Kosovo. Las flores, expuestas al mismo tiempo en el Museo Reina Sofía de Madrid y en Berlín, aparecen como símbolos de belleza y fragilidad y un gesto curativo hacia Italia.