La exposición organizada por la Bibliothèque nationale de France y la Opéra National de Paris explora las diferentes facetas de la relación de Picasso con la danza, entre la vida de la troupe y la investigación creativa, entre bellas artes y entretenimiento en vivo.

Pablo Picasso (1881-1973) es sin duda uno de los artistas más completos del siglo XX: un pintor, dibujante, escultor, grabador, no ha dejado de profundizar en todos los aspectos técnicos, la exploración de los campos y los modos de expresión más diversos.  Desde la década de 1910, descubrió el mundo del espectáculo y trabajó en la creación de conjuntos y vestuarios que marcarán la historia del ballet. Parade (1917), Le Tricorne (1919), Pulcinella (1920), Mercury (1924) son los principales hitos de este arte.

El legado de Picasso permanece vivo en el repertorio del Ballet de la Ópera de París, lo que refleja la importancia del lugar que ocupa en el paisaje coreográfico.

Pero debemos ir más allá del ballet para descubrir que el interés de Picasso en la danza en realidad se ha expresado en sus años más jóvenes. Bailarines de circo desde el siglo XX hasta las danzas eróticas del último Picasso, pasando por las escenas bacanales de los años cuarenta hasta los sesenta, todo parecía un pretexto para representar cuerpos en movimiento. La dinámica del movimiento de la danza cruzó así la obra completa del maestro, llegando incluso a alimentar su gesto artístico. Comisariado: Bérenger Hainaut, comisario en el Departamento de Música, BnF e Inès Piovesan, Jefe del Departamento de Publicaciones, Opéra national de Paris

Biblioteca museo de La Opera. Palais Garnier. 8 rue Scribe 75009 Paris

https://picasso-mediterranee.org

www.bnf.fr

https://www.operadeparis.fr

Imagen: Picasso. Bachanalle avec une femme assise tenant un bébé. Succession Picasso 2018