El proyecto está comisariado por Alain De Hooghe y Antoni Garau, vicepresidente y director de la Fundación Toni Catany respectivamente, y ambos estrechos colaboradores y amigos personales del fotógrafo. Sin poseer su carácter evidentemente retrospectivo, esta exposición propone revelar un Catany bastante diferente de como se le conoce y del recuerdo que se suele tener de su trabajo. En palabras de Toni Garau «la muestra busca dar a conocer Catany desde su complejidad y con una visión global». Garau explica que «es la primera exposición de la obra completa de Catany desde su muerte y no se ha planteado en orden cronológico sino que busca revisar sus obsesiones». Por su parte, Alain De Hooge destaca que «en la exposición nos centramos en las idas y vueltas de Catany, múltiples y variadas: físicas, geográficas y temáticas». «Después de su muerte, desde la Fundación nos planteamos como presentar, revisar la obra de Catany. Algo importante es que decidimos que nunca cambiaríamos la mirada de Catany. Todas las imágenes inéditas que hay en esta exposición están validadas por su visión y sabemos que él las habría presentado «, asegura.

Etiquetada menudo de «clásica», de «tradicional», de «neopictorialista», e incluso de «nostálgica», la obra de Catany responde a veces poco o mucho a estos epítetos. Pero también es una obra audaz, ligada a su tiempo, sembrada de sorpresas; una obra moderna.

La vida y la obra de Toni Catany (Llucmajor, Mallorca, 1942 – Barcelona, ​​2013) se podrían definir mejor como una sucesión incesante de idas y vueltas entre Llucmajor y Barcelona, ​​entre el Mediterráneo y el resto del mundo, entre el interior y el exterior, entre los proyectos y los recuerdos, entre las técnicas fotográficas del pasado y las tecnologías de hoy en día.

Todo acaba siendo una cuestión de idas y vueltas, de vaivén, de dentro y de fuera, de aquí y de allí. Estos movimientos incesantes y inextricablemente ligados alimentan mutuamente en una búsqueda apasionada: glorificar la belleza y la armonía, separar el arte en lo cotidiano, crear vínculos, construir puentes, encontrar semejanzas a veces inverosímiles. Y encontrarse uno mismo; es decir, mostrarse. A través de sus fotografías, Toni Catany nunca ha hablado de otra cosa que no fuera de sí mismo. Esta es la cohesión y la coherencia que existe entre miles de imágenes que abarcan medio siglo. Esta exposición es una producción de la Fundación Catalunya La Pedrera hecha con la colaboración de la Fundación Toni Catany. (I.Llull press-release)

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Imagen: Toni Catany. Bodegón, núm. 121/2012