El trabajo de Joan Fontcuberta se ha ocupado de las múltiples aristas de la fotografía como forma específica de experiencia que pone a prueba nuestra capacidad para atrapar la verdad y la memoria. Uno de los aspectos neurálgicos ha sido la materialidad de la imagen: ¿de qué están hechas las imágenes? ¿Cuál sería el grado cero de la escritura fotográfica? En una época en que la tecnología digital des-materializa las imágenes, me interesa salvar las ruinas de aquella substancia fotográfica a la que atribuíamos el poder alquímico de retener la vida mientras conjuraba el tiempo la muerte.

En muchos de sus proyectos recientes visita archivos y colecciones históricas a la búsqueda de imágenes en estado traumático, fotografías enfermas, agónicas, fotografías que sufren algún tipo de trastorno que perturba su función de documento y las inhabilita para seguir “habitando” el archivo. ¿Qué ocurre, podemos preguntarnos entonces, cuando una fotografía se “libera de su alma”? ¿Qué queda cuando una fotografía ya no señala una realidad hacia fuera de sí misma y solo queda el substrato, el residuo, apenas unas manchas de sustancias químicas sensibles a la luz? En ese momento la fotografía se convierte en fantasma. En ciertas creencias los fantasmas son almas que no pueden ser recuperadas para el ciclo de la reencarnación porque mantienen alguna misión sin terminar. Tal vez esas fantasmagorías fotográficas siguen errantes a causa de su labor inconclusa, que era retener aquello que ha desaparecido.

Esta idea se adapta como anillo al dedo a la mitología mexica. Durante 2019 Joan Fontcuberta ha explorado los fondos de media docena archivos fotográficos mexicanos en Pachuca, Puebla y CDMX. Allí ha seleccionado imágenes deterioradas que todavía ilustran parcelas de la historia del país: la Revolución, los hitos dramáticos, las personalidades públicas, la vida social y familiar… El conjunto de esos documentos abarca desde retratos de Zapata y fusilamientos hasta bodas y bautizos, y permite trazar poéticamente los caminos del Mictlán.

El proyecto Miclán, producido por Hydra, consiste en una exposición y un libro articulado según los nueve niveles del Inframundo. La edición, desarrollado por INFRAMUNDO por Joan Fontcuberta con Ramón Pez y Ana Casas Broda, presenta un fotolibro innovador y excepcional, no solo por su propuesta conceptual sino también por el uso de materiales tradicionales, que culminarán en una edición especial “hecha a mano” que retiene todavía parte de aquella materialidad en trance de desaparecer.

El trabajo de Joan Fontcuberta se ha ocupado de las múltiples aristas de la fotografía como forma específica de experiencia que pone a prueba nuestra capacidad para atrapar la verdad y la memoria. Uno de los aspectos neurálgicos ha sido la materialidad de la imagen: ¿de qué están hechas las imágenes? ¿Cuál sería el grado cero de la escritura fotográfica? En una época en que la tecnología digital des-materializa las imágenes, me interesa salvar las ruinas de aquella substancia fotográfica a la que atribuíamos el poder alquímico de retener la vida mientras conjuraba el tiempo la muerte.

En muchos de sus proyectos recientes visita archivos y colecciones históricas a la búsqueda de imágenes en estado traumático, fotografías enfermas, agónicas, fotografías que sufren algún tipo de trastorno que perturba su función de documento y las inhabilita para seguir “habitando” el archivo. ¿Qué ocurre, podemos preguntarnos entonces, cuando una fotografía se “libera de su alma”? ¿Qué queda cuando una fotografía ya no señala una realidad hacia fuera de sí misma y solo queda el substrato, el residuo, apenas unas manchas de sustancias químicas sensibles a la luz? En ese momento la fotografía se convierte en fantasma. En ciertas creencias los fantasmas son almas que no pueden ser recuperadas para el ciclo de la reencarnación porque mantienen alguna misión sin terminar. Tal vez esas fantasmagorías fotográficas siguen errantes a causa de su labor inconclusa, que era retener aquello que ha desaparecido.

Esta idea se adapta como anillo al dedo a la mitología mexica. Durante 2019 Joan Fontcuberta ha explorado los fondos de media docena archivos fotográficos mexicanos en Pachuca, Puebla y CDMX. Allí ha seleccionado imágenes deterioradas que todavía ilustran parcelas de la historia del país: la Revolución, los hitos dramáticos, las personalidades públicas, la vida social y familiar… El conjunto de esos documentos abarca desde retratos de Zapata y fusilamientos hasta bodas y bautizos, y permite trazar poéticamente los caminos del Mictlán.

El proyecto Miclán, producido por Hydra, consiste en una exposición y un libro articulado según los nueve niveles del Inframundo. La edición, desarrollado por INFRAMUNDO por Joan Fontcuberta con Ramón Pez y Ana Casas Broda, presenta un fotolibro innovador y excepcional, no solo por su propuesta conceptual sino también por el uso de materiales tradicionales, que culminarán en una edición especial “hecha a mano” que retiene todavía parte de aquella materialidad en trance de desaparecer.

Joan Fontcuberta (Barcelona, 1955) es artista, ensayista, docente y comisario de exposiciones. Su trabajo de creación se ocupa de los conflictos entre naturaleza, tecnología, fotografía y verdad, y ha sido objeto durante cuatro décadas de numerosas muestras personales y publicaciones monográficas. Destacan las realizadas en instituciones como el MoMA, de Nueva York (1988); el Musée Cantini, de Marsella (1990); el Art Institute, de Chicago (1990); el IVAM, de Valencia (1992); el MNAC, de Barcelona (1999); el MUA, de Alicante (2001); el Palazzo delle Esposizioni, de Roma (2001); o ARTIUM de Vitoria (2003). Entre las exposiciones personales más recientes se cuentan el Hasselblad Center, de Gotemburgo (2013); Maison Européenne de la Photographie, de París (2014); Science Museum, de Londres (2014); Cosmocaixa, de Barcelona (2015); Museum Angewandte Kunst de Frankfurt (2015); Canal de Isabel II de Madrid (2015); Museo de la Universidad de Navarra, de Pamplona (2016); DA2, de Salamanca (2016); Galeria Àngels Barcelona (2016); Museo de Arte del Banco de la República, de Bogotá (2016); Palazzo Boncompagni / Bienal de Fotografía e Industria, Fundazioni Mast, de Bologna (2017).

Obras suyas se encuentran en colecciones como las del MoMA (NY), Metropolitan Museum of Art (NY), San Francisco MoMA, National Gallery of Art (Ottawa), Folkwang Museum (Essen), Musée National d’Art Contemporain – Centre Georges Pompidou (Paris), MEP (Paris), Stedelijk Museum (Amsterdam), MACBA (Barcelona) y MNCARS (Madrid).

Como docente ha sido profesor invitado en diferentes instituciones internacionales como la Universidad de Harvard y Le Fresnoy. Centre National des Arts Contemporains, en Francia. Ha publicado varios libros de temáticas relacionadas con la historia, la estética y la pedagogía de la fotografía: destacan El beso de Judas. Fotografía y Verdad (Ed. Gustavo Gili, Barcelona, 1997); La cámara de Pandora. La fotografí@ después de la fotografía (Ed. Gustavo Gili, Barcelona, 2010); y La furia de las imágenes. Nota sobre la postfotografía (Galaxia Gutemberg, Barcelona, 2016) –que será publicado por Einaudi.

Ha sido el director artístico de bienales como los Rencontres Internationales de la Photographie d’Arles (el más importante festival fotográfico en el mundo) y del Mois de la Photographie en Montreal.

En 2013 Joan Fontcuberta ha sido galardonado con el premio internacional de la Fundación Hasselblad. En España ha recibido el Premio Nacional de Fotografía (1998) y el Premio Nacional de Ensayo (2011). En 2012 recibió el Premio Nacional de Cultura Artes Visuales del gobierno catalán, en el 2015 el Premio de Cultura (Fotografía) de la Comunidad de Madrid, y en 2016 el Premio Ciudad de Barcelona en Humanidades.

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HYDRA + Fotografía. Tampico #33, Colonia Roma, Cuauhtémoc, Ciudad de México.

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Imagen: Joan Fontcuberta