El cambio climático es real y está sucediendo ahora mismo. Conceptos como contaminación, destrucción del hábitat, pérdida de biodiversidad o calentamiento global, se han ido haciendo muy habituales en nuestra vida cotidiana, sin darnos cuenta realmente de sus implicaciones.
Sus consecuencias las estamos padeciendo ahora, y se harán mucho más notables en un futuro no muy lejano. Parece que parte de la Humanidad sumergida en nuestra cotidianidad, como si de un problema lejano o ajeno se tratara, no se da cuenta de que si destruimos nuestro medioambiente, nos destruimos a nosotros mismos.
Es necesario tomar conciencia del problema existente para generar un cambio radical de nuestras acciones y prácticas, que produzcan cambios inmediatos. Estudios nos hablan de la premura de 10 a 15 años para hacer un gran cambio, después será irremediable.
En este escenario de conflictos socio-ambientales, lo anterior se traduce en una serie de efectos e impactos negativos hacia la propia Naturaleza y todos los seres que en ella habitamos, los océanos, los animales, la flora de la que dependemos, las comunidades indígenas y rurales en sus territorios ancestrales…etc. Se trata de una vulneración brutal, violenta y muy hiriente sobre los derechos medioambientales que son derechos humanos fundamentales.
Son muchas las voces de grandes personalidades y asociaciones internacionales, que nos hablan con cifras y datos concretos cuantificables de lo que está ocurriendo con el planeta. Es importante destacar la voz de los pueblos originarios, los verdaderos guardianes y protectores de la Naturaleza, luchando contra la minería y la tala ilegal, sufriendo la represión a través del asesinato de líderes de sus comunidades que claman por la defensa del medio ambiente y que reclaman una acción inmediata, porque hasta el momento las medidas tomadas son insuficientes o casi inexistentes. A parte de conciencia, faltan leyes medioambientales y marcos jurídicos internacionales que protejan efectivamente a nuestro planeta y a los seres que vivimos en él.
La crítica a las estructuras del estado-nación monocultural y del capitalismo neoliberal, protagonizados en gran parte por movimientos indígenas y otras fuerzas populares, son una manifestación del descontento social e impugnación no sólo de los efectos sociales, económicos y medioambientales del modelo neoliberal sino hacia el sistema político en su conjunto. Esto no funciona y urge un cambio de paradigma. Es ahora o nunca.
Situado en la toma de conciencia de este gravísimo problema, que nos incumbe y afecta a todos, y desde la obligación ética como artista de unirse a un llamamiento por la vida en la Tierra, Sixe Paredes, realiza estas obras para la presente exposición. Además, su obra siempre ha estado íntimamente vinculada a la Naturaleza y a las culturas ancestrales e indígenas que propugnan formas de vida respetuosas con los seres que les rodean, custodiando un equilibrio armónico, un mantenimiento del círculo sagrado que es nuestra madre Tierra, generadora de todas las formas de vida existentes en nuestro planeta.
Por paralelismos con la gran magnitud que este problema debería ocupar en nuestras mentes, el artista trabaja con cuadros de gran formato, para señalar y remarcar esta idea. Utiliza además, de forma diferente a sus trabajos anteriores, una pintura monocromática. Su pintura es conocida desde hace años por una luminosa y variada paleta de colores, pero para esta muestra ha querido trabajar con una paleta más reducida, dando valor a la monocromía de colores que representan los elementos más perjudicados en este problema, en palabras del propio artista, “estos dos colores, verde y azul, en mi cosmovisión representan: cielo y tierra, naturaleza y universo, conciencia y respeto”. Siendo esta circunscripción a las tonalidades de verdes y azules para los presentes trabajos un reto, que da un giro a su anterior experiencia artística, y pone el foco de toda la energía que se desprende del específico color de estas obras en el llamamiento a la toma de conciencia y a la participación para la reacción ante la terrible problemática del cambio climático, sus responsables y sus consecuencias. Pinturas en las que genera multitud de formas, geometrías y líneas, uniéndose en infinidad de capas que se funden en un círculo sagrado, cósmico e insondable. Como si de la profundidad de la Naturaleza se tratara, como de un gran ser lleno de vida, igual que la profundidad de los mares u océanos, lugares donde la vida se creó y se desarrolló a lo largo de millones de años.
“Tanto los Océanos como la Naturaleza son dos macrocosmos que albergan infinidad de micromundos y en ellos hay una armonía cósmica que los une en su dualidad”.
Obras que se presentan junto a una proyección de videoarte, sobre una pantalla transparente delante de algunos de los cuadros, el artista, juega con las propias pinturas generando imágenes en exposiciones sobre múltiples planos, combinando también imágenes reales sobre las dimensiones del problema medioambiental que sufrimos, reflejando la idea de la importancia de la protección de la Naturaleza, nuestros mares y océanos. “La transmutación de los elementos, como un estado de vibración de las formas, o un estado alterado de conciencia se tratara, la pintura transmuta a otra dimensión, en ella encuentra su movimiento” Sixe Paredes, se une con su trabajo como artista a hacer un llamamiento. Tenemos que trabajar colectivamente y dejar de aplazarlo. Necesitamos apoyar a las personas y asociaciones que están haciendo fuerza para que no prevalezcan los intereses de las grandes contaminantes y las multinacionales, arriesgando incluso sus vidas por la prevalencia de la vida en el planeta y del propio planeta.
Esta muestra, sin duda alguna, es como el propio Sixe Paredes expresa “un alegato y al mismo tiempo un grito pictórico para llamar a la concienciación de este problema que nos incumbe a todos, un modo de aportar con mi trabajo un momento de reflexión sobre ello”.Laura García-Borreguero Gómez. Antropóloga social y cultural
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CEART. Centro de Arte Tomás y Valiente. Calle Leganés, 51. Fuenlabrada. Madrid
Imagen: Sixe Paredes. El Círculo Sagrado