José Manuel Ballester (Madrid, 1960), pintor y fotógrafo, su carrera artística comenzó en la pintura con especial interés por la técnica de las escuelas italiana y flamenca; en un principio su pintura fue realista pero pronto derivó a un lenguaje más personal, minimalista, que tiende hacia la abstracción a través de luces y sombras. Manifiesta un gran interés por la arquitectura, pinta y fotografía escaleras, ventanas, fachadas, puertas que dan paso a lugares vacíos, esquinas misteriosas; juega con la luz, elemento fundamental en su obra y busca una belleza exacta que a veces resulta inquietante.

La obra de Ballester ha ido evolucionando y proyectándose a través de diversos lenguajes, paralelamente a los paisajes solitarios, puentes, arquitecturas urbanas, interiores vacíos, contenedores, ha desarrollado un interesante trabajo de apropiación de obras maestras de museos como el Prado, el Kunsthistorisches Museum de Viena, y otros, a los que ha despojado de figuras humanas y animales, así Veermer, Fra Angélico, Giotto, Boticelli, El Bosco, El Greco, Velázquez, han sido fotografiados y vaciados por el artista, dando lugar a un impresionante trabajo al que ha llamado Espacios Ocultos. Las impresiones digitales, a tamaño real del cuadro original, persiguen descubrir los elementos secretos manejados por los artistas y dar una visión de los mismos.

Ballester siempre ha demostrado su afición al paisaje y a la naturaleza que últimamente ve amenazada seriamente por la actitud depredadora e irresponsable del ser humano; la emergencia climática, los terribles incendios en la Amazonia brasileña, las sequías, la desertización, la acumulación de plásticos en los mares,son cuestiones que le preocupan mucho y a las que se enfrenta como ciudadano y por supuesto como artista, reflejando en algunas de sus obras toda su zozobra ante estos desgraciados hechos y su voluntad de mover conciencias y arrimar el hombro en una tarea que nos incumbe a todos, la de preservar la naturaleza, y revertir los efectos negativos de procederes nefastos que nos pueden llevar a una catástrofe de consecuencias muy graves. Su pasión por los árboles le ha llevado a fotografiarlos en numerosas ocasiones, en ciudades, campos, calles, y cada vez que se tala un árbol innecesariamente, sufre como a quien le están robando un pedazo de vida… En 2017 expuso en la Universidad Internacional de Málaga una muestra Al árbol, comisariada por Lola Durán, que mostraba una amplia selección de fotografías tomadas en diferentes países de algo tan universal como es el árbol, “Algunos milenarios, antiguos, y otros anónimos, pero siempre con nobleza”, dice Ballester en el prólogo del catálogo que se hizo para la ocasión que incluye una serie de poemas dedicados al árbol, escogidos por el artista, que constituye una preciosa antología.

En esta ocasión, la exposición que presentamos en la galería responde a la preocupación de Ballester, que compartimos plenamente, por el mundo animal. Su título Un día en el zoo ya nos indica que lo que vamos a ver son zoológicos, en este caso los de Londres, Madrid, Lisboa, Melbourne entre otros, donde realizó numerosas fotografías a las que ha despojado de los animales en una clara alusión al deseo de que acaben esos lugares donde los animales están fuera de su hábitat, no siempre en buenas condiciones, y que Rafael Doctor, autor del prólogo del catálogo, define como “gran teatro, una farsa educacional y perversa que reside en la idea de supremacía del ser humano sobre el resto de seres que habita esta casa común llamada Tierra. Y de lo que se trata esencialmente no es de mostrar la diferencia, sino de mostrar el poder del que observa de una manera libre sobre el que es recluido para ser observado”.

Ballester, pintor y fotógrafo, es Premio de la Comunidad de Madrid 2009 y Premio Nacional de Fotografía en 2010. Sus obras forman parte de los fondos de numerosos museos y colecciones públicas y privadas de España y países como EEUU, Brasil, China, Japón.

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