Coup de coeur,  permite entrever: una corazonada, un golpe de corazón. La selección se ha realizado bajo la inspiración de un juego, el de los cadavre exquis, que ya sirvió al movimiento surrealista para crear secuencias encadenadas de obras y que hoy nos ha permitido establecer, en un diálogo entre ambas, una sucesión de imágenes que, por un motivo u otro, han representado algo importante en la carrera de la fotógrafa catalana.

La exposición está integrada por dos cuerpos de trabajo diferenciados, no solo mediante la cronología – uno recopila imágenes retrospectivas, el otro ofrece en primicia imágenes inéditas de sus series más recientes-, sino que el propio espacio aparece dividido por una imponente mole fotográfica que nos muestra al dios Neptuno, a tamaño natural y en su pétreo esplendor, en la fuente de la Piazza Navona de Roma. Esta obra fue tomada por Isabel en 1995, y ya presidió aquella primera exhibición, “Piedra”, en la galería.

El recorrido arranca con una fotografía apenas conocida de la serie “Lewis Carroll”, realizada en 1982 cuando Isabel apenas se iniciaba en este viejo oficio de las luces y las sombras. La copia expuesta es todo un fetiche para la propia Isabel, pues se trata del primer platino que logró plasmar en gran formato. Para hacerlo, tuvo que contar con la colaboración de una fotomecánica vecina que le permitía, tras emulsionar el papel en su estudio, llevarlo corriendo a sus instalaciones por la noche, exponerlo, y regresar a contrarreloj a su laboratorio para revelarlo.

Podremos, también, contemplar otros iconos del universo de la fotógrafa catalana, como el platino de la serie Fragmentos que protagonizó su primer póster y su primer reportaje en El País, a cargo de Alfonso Armada. Internacionalmente, su lanzamiento fue posible gracias al artículo que publicaron en Le Monde Patrick Roger y Joel Brad, durante Le  Mois de la Photographie de Paris, en 1990. De la misma serie, Tango, se muestra la foto que Richard Avedon incorporó a su colección a instancias del crítico francés Christian Caujolle, que se llevó los primeros platinos grandes de Muñoz enrollados en un tubo para dar a conocer su obra en Francia y Estados Unidos. Parafraseando a la artista: “…con el tiempo he ido descubriendo que aquellos primeros trabajos me iban llevando de la mano, sin saberlo, hacia lo que luego sería el leit motiv de mi carrera: el amor y el éxtasis”.

En la segunda parte de la exposición descubriremos obras inéditas de su trabajo más reciente, interrumpido por la aparición de la pandemia mientras lo llevaba a cabo en Japón. La serie Yakuza nos sorprende con los cuerpos tatuados de esta inaccesible banda mafiosa, a la que Isabel logró acceso a través de su tatuadora. Veremos también imágenes de mujeres sometidas al Shibari, una técnica de tortura inventada en los siglos XV y XVI por los samuráis que se ha convertido, en la actualidad, en práctica sexual llevada a cabo por auténticos maestros y maestras del arte de los cordajes o bondage. Algunas de estas obras están realizadas en una técnica de impresión sobre vidrio y oro de 24 quilates con la que la fotógrafa experimenta en la actualidad. Habrá también una pieza de videoarte sobre un personaje, Ohno, muy querido en su país, Japón.

Coup de coeur culmina con las tomas bajo el hielo que Isabel ha realizado en Japón para denunciar el deshielo de los polos y las masas de glaciares que avanza dramáticamente a causa del calentamiento climático.

La experiencia visual de esta exposición se complementa con códigos QR que permiten al espectador escuchar, junto a cada obra, el diálogo entre artista y galerista que ha dado lugar a su elección.

Galería Blanca Berlin. C/ del Limón, 28. 28015, Madrid

https://blancaberlingaleria.com

Imagen: S/T serie Japón. Isabel Muñoz