El género pictórico del Bodegón o Naturaleza Muerta -de la traducción del holandés stilleven naturaleza tranquila o quieta- ha guiado nuestra manera de apreciar y organizar los objetos cotidianos otorgándoles un valor adicional por el simple hecho de estar representados. A semejanza del paisaje, el Bodegón se independiza del tema religioso, histórico y mitológico durante el Barroco. En esta época confluyen la Reforma Protestante y su preferencia por los temas laicos y la conquista de América que conllevará al encuentro de nuevas culturas y especies naturales que convulsionaron el orden y el conocimiento europeo.
En este mundo cambiante, la realidad se expresaba y se entendía en el teatro. La pintura entonces se nutre de su lógica y de sus elementos. Es por esto que encontraremos con mucha frecuencia bodegones en hornacinas y mesas como si fueran pequeños escenarios o detrás de telas y cortinas, en clara alusión al telón teatral.
La Naturaleza Muerta se ocupará de estudiar las texturas y la luz sobre los objetos cotidianos otorgándoles belleza y permanencia en el caso de los frutos y las flores, haciendo como señaló Blaise Pascal: “que objetos que no tienen importancia en el cotidiano, mediante la pintura, se vuelvan admirables”. Y será en estas pinturas donde podrán ser vistos por primera vez los frutos venidos de los territorios conquistados en América. Se podría decir entonces que el bodegón es un antecesor de los gabinetes de curiosidades, primeros eslabones de lo que serán nuestros museos.
Los museos organizaran de una manera sistemática y científica todas esas historias, o mejor dicho pre-historias desde el punto de vista europeo. Serán los encargados de darles lógica, temporalidad y valor en un ambiente semejante al teatro, donde se exponen los objetos frente al espectador, ocupando un rol establecido y un espacio que los protege y aísla.
Esta teatralización de lo otro se extiende a todo lo que no sea “civilizado”, todo lo que no esté dentro de la norma establecida. Así nos hemos vuelto espectadores de la violencia, del desastre y de la destrucción de la naturaleza. Pero al mismo tiempo y dependiendo del punto de vista, estamos dentro o fuera del museo, dentro o fuera de la vitrina, somos sujeto u objeto de observación.
La exposición Bodegón-Vitrina-Museo-Vitrina-Bodegón está organizada a manera de salas museográficas, con un recorrido ordenado, siguiendo una supuesta temporalidad, en donde la pasividad del espectador es parte esencial de la muestra. La contemplación no será vista como una acción individual, sino que, regresando a su raíz etimológica, será una experiencia “conjunta” que se sabe compartida por otros y que evoca el deseo supremo de que el conocimiento sea uno. Sandra Gamarra. Lima, Marzo 2020
Galería 80 M2 Livia Benavides Malecón Pazos 252, Barranco. Lima, Perú
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Imagen: Sandra Gamarra