“Solía dar títulos a mis exposiciones y mis obras. En algún momento entendí que un título no puede contribuir a la comprensión de mi trabajo. No quiero que el título le dé al espectador una cierta idea o mentalidad. Se trata solo de pintar y nada más.

El color es una parte importante de mi trabajo. El color le da al espectador la oportunidad de entrar en mi mundo. Soy originario de un pequeño pueblo en España. Los colores que definen mis fotos están relacionados con mi tierra natal. Representan mis impresiones y mis sentimientos con respecto al paisaje allí. Además, uso el color para diseñar la luz. A veces trato de capturar problemas de diseño que no he resuelto yo mismo en mi trabajo. Por ejemplo, comienzo una imagen con un color sucio, con una antítesis deliberada a la persona que está haciendo ejercicio. Lucho con este color durante tanto tiempo, hasta que finalmente puedo transferirlo a un color familiar de mi mundo de motivos.

No, no creo que sean espirituales. El término espiritual tiene muchos significados y está muy cargado. Mi trabajo habla de mi mundo emocional, pero no es espiritual. La forma en que encuentro la luz en mis imágenes, por ejemplo, proviene de la intuición y mi experiencia de la naturaleza y mi entorno. La pintura es una investigación, una forma de no saber cómo va. Comienzas en un cierto punto y eventualmente terminas donde no lo hubieras esperado: esa es la tensión, lo desconocido en la pintura.

La repetición siempre ha sido un método en mi trabajo. Repetición en el sentido de secuencias de tiempo. Siempre hago el mismo movimiento: un círculo en el radio de mi pincel. Así que el círculo se apoya en el círculo. Los círculos también especifican las transiciones de color. En general, esto da como resultado un tipo de patrón rítmico, comparable al de los anillos de tiempo en el tronco de un árbol. Esto deja material, color como sedimento en el lienzo posterior. El sedimento como remanente natural de un proceso que también habla de la materialidad de la pintura.

Para mí es muy importante estar en el estudio todos los días. Es como un ritual. En general, los rituales son muy importantes en mi vida. Siempre hago las mismas cosas para poder quitarme la cabeza. Necesito este trabajo regular para relacionarme con la pintura. Ese es un proceso muy fino.

En el arte, el concepto de belleza a menudo está cargado de conflictos. Para mí, la belleza no depende de mí como autor, simplemente sucede. Eso me gusta La belleza me llega personalmente cuando la imagen se destaca como si siempre hubiera estado allí, al mismo tiempo que refleja mi mundo interior” (DE LA IDEA A LA IMAGEN- Antonio Mesones en una entrevista con Esther Niebel)

Antonio Mesones. Torrelavega (Cantabria), 1965. Realiza estudios de Bellas Artes en la Especialidad de Pintura, en la Universidad del País Vasco, obteniendo, 1989 el Primer Premio de Pintura en el Certamen Nacional del Círculo de Recreo de Torrelavega y en 1991, la Beca de la Comunidad Europea para la ampliación de estudios en la Facultad de Bellas Artes de Lísboa. Asimismo se le concede en 1992 el Premio Constitución de la Junta de Extremadura, y en 1993 la Beca de Creación Artística de la Fundación Marcelino Botín de Santander. Su obra se aprecia desde la perspectiva de que la pintura, como soporte para el arte lo suficientemente polivalente, es capaz de sedimentar y aglutinar indistintamente tradición y vanguardia. Sin embargo, Mesones, desarrollando obras por completo ajenas a la pintura, mediante la reproducción lasser, o la realización de acciones, revindica el taller como lugar donde se representa el trabajo, cuestionando, desde el conocimiento del medio, el papel de la pintura en la época actual. Mediante un paulatino abandono del dibujo, de los fondos brumosos y de la narración, se introduce progresivamente en la imagen global: la pintura concebida como una epidermis. Sus obras transmiten un clima, una temperatura de emoción, donde los hallazgos son fruto de la necesidad desde un ahondamiento sutil. Utilizando los recursos pictóricos desde la distancia de lo no objetual, sus piezas producen la sensación de espacio y tiempo, movimiento y sombra, estableciéndose como referencias o metáforas de realidad en un universo pictórico que reivindica el tamiz y la precisión del lenguaje plástico. Destacan sus sucesivas exposiciones individuales en la Galería Robayera, Miengo (Cantabria), en la Galería Siboney de Santander, Galería Xavier Fiol, Palma de Mallorca, y Galería Ad Hoc, Vigo.

THE GRASS IS GREENER. Spinnereistr. 7,  Halle 10 . 04179 Leipzig

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Imagen: Sin título. Acrílico/lienzo 2018. Antonio Mesones.