Enmarcada en la celebración del trigésimo aniversario de la Fundació, esta muestra se centra en el período en que Antoni Tàpies estaba en la treintena, es decir, el decenio comprendido entre 1953 y 1963. Durante esos años, Tàpies alcanzó la madurez de su arte con la creación de las denominadas pinturas matéricas.

Estas obras se caracterizaban por la densidad de las texturas y por el uso de una gama de colores en la que predominaban los tonos grises, ocres y terrosos. Con estas pinturas Tàpies ocupó un lugar preeminente en los círculos de vanguardia tanto españoles como internacionales.

Durante la década de 1950 se sucedieron una serie de exposiciones y de premios que determinaron esta posición de preeminencia. Los miembros del Club 49 dieron el primer impulso al conocimiento de su obra en Barcelona, mientras que en su proyección internacional debe destacarse el papel que desempeñaron, por un lado, la galerista neoyorquina Martha Jackson, con la que Tàpies empezó a exponer a finales del 1953, y, por otro, el crítico de arte Michel Tapié y el galerista Rodolphe Stadler, con quien expuso por primera vez en 1955-1956. Tapié y Stadler aglutinaron a una serie de artistas de Europa, Estados Unidos y Japón a los que se atribuyó una misma sensibilidad estética, quienes contribuyeron en los años sucesivos a cambiar el gusto artístico de la Europa de posguerra.

Esta exposición reunirá una serie de obras de Antoni Tàpies procedentes de la Fundació, de la família del artista y de préstamos de museos y de colecciones particulares. La selección presta una especial atención a aquellas obras que hace tiempo que no se han visto o que son desconocidas por el público debido a que provienen de colecciones particulares. Además, la muestra irá acompañada de documentación para contextualizar la evolución de la obra de Tàpies en un período donde se sentaron las bases de una cultura crítica y comprometida con el movimiento político opositor al régimen franquista que eclosionaría a partir de la segunda mitad de la década de 1960.