Eduard Bigas tiene, al mismo tiempo, el espíritu salvaje de un estudiante perpetuo, siempre ansioso por aprender, por evolucionar. Esto significa que se obsesiona con su oficio, el control de la luz y la colocación de los pigmentos. Si de lejos las pinturas de Bigas parecen pacíficas, y en cierto modo se realizan como un ejercicio de meditación, a medida que uno se acerca, los elementos orgánicos detallados y los destellos de color revelan una pequeña incubación de la biosfera.
Bigas dijo muchas veces que su único y profundo deseo es que la gente encuentre sus pinturas «hermosas, nada más», como un verdadero romántico, «todo está inventado», dice. No hay miedo en los ojos perceptivos de Eduard. “No hay respuestas. No importan «. Podemos plantear preguntas, pero la belleza no puede explicarse realmente. Debe ser experimentada.
En «El tiempo y los demás» Bigas organiza tres movimientos, tres series, tres momentos diferentes en el tiempo.
En «Geometría del tiempo» en las nuevas ideas y experimento hay precisión y control. Las geometrías determinan los límites en los que existen los colores. Contenidos, como un circuito cerrado, del que no pueden escapar.
A su vez, ‘El Tiempo y los Otros”  aprovecha la oportunidad para dejar que las formas orgánicas se muevan libremente, y finalmente en ‘Transfigurative Time: Bigas aplica los mismos elementos ricos, a veces incluso más intrincados, pero en lugar de dejarlos vivir armoniosamente, la realidad se corta sin rodeos borrando secciones enteras del lienzo con colores claros y planos. Estos traspasan como una sugerencia de un recuerdo perdido, como si algo necesitara permanecer oculto, olvidado.
Bigas manipula la medida del tiempo para adaptarlo a su comprensión. En un intento de crear y capturar la belleza en su forma más pura, sus composiciones parecen doblar, estirar y transfigurar pigmentos y formas de acuerdo con su voluntad.

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