Suspensión, evanescencia, abstracción: estas son las primeras sensaciones que evocan las esculturas de Isabel Alonso Vega. La artista presentará sus obras en Italia por primera vez durante su próxima exposición individual, Senza Fuoco.

Sus obras son imágenes absolutas y arquetípicas, capaces de comunicarse en un nivel inconsciente. La artista superpone varias piezas de plexiglás pintadas con diferentes técnicas dentro de estuches transparentes, dando la ilusión de una suspensión etérea. Las piezas se enfocan en dos tonos específicos: negro y dorado, evocando un camino secuencial hacia la iluminación a través de la meditación.

Las nubes negras, creadas quemando con fuego real las diferentes capas, están en diálogo con los dibujos a gran escala, su proyección bidimensional. Columnas de humo, agujeros negros o sombras misteriosas encarnan el concepto de lo desconocido, llevando al espectador a una dimensión de pura contemplación.
Inspirándose en el texto medieval «The Cloude of Unknowyng», Alonso Vega crea estructuras ingrávidas que superan el lenguaje y la comprensión, permitiendo al espectador contemplar lo inefable.

Las obras de Isabel son una forma híbrida de abstracción, cuyas referencias a formas comprensibles como las células o las nubes, se pierden inmediatamente en favor de una interpretación completamente subliminal. La suspensión y la simplicidad formal obsesiva crean una fractura inmediata entre el significado y el significante, creando una forma de comunicación completamente irracional.
Una de las principales necesidades que impulsa su trabajo es la voluntad de crear algo tan universalmente reconocible como precioso, tan precioso que es capaz de generar lo que Kant define como «sublime matemático».

En 1910, Vasilij Kandinskij entró en su estudio y se golpeó con un trabajo colgado al revés. Lo que vio fue una pintura perfecta, irradiando una luz interna, donde finalmente solo podía ver formas y colores, sin ningún otro significado.
Nos llevó siglos y varias revoluciones reconocer la importancia del arte abstracto, comprender su capacidad para comunicarse sin usar un término claro. La obra de Isabel Alonso Vega parece estar moviéndose en la misma dirección: esculturas monumentales capaces de dar forma a la evanescencia.
Isabel Alonso Vega nació en Madrid en 1969. Actualmente vive y trabaja entre Madrid y Berlín. Se graduó en 1991 con una licenciatura en Bellas Artes en la Universidad Complutense de Madrid. Su trabajo se ha expuesto en exposiciones individuales y colectivas en España, Alemania, Suiza y los Estados Unidos, y se ha presentado en ferias de arte en Miami, Nueva York, Basilea, Zurich, Colonia, Berlín y Madrid.

WHITE NOISE GALLERY. VIA DELLA SEGGIOLA, 9 –  00186 – ROMA

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Imagen: Humo 2. Isabel Alonso Vega