Obra original de Oscar Costas OMÚ
Año : 2019
Técnica : Mixta sobre lienzo
Edición : Obra única
Estilo : Expresionismo metafísico
Medidas : 97 x 130 x 5 cm.
Embalaje : Burbuja y cartón duro
Envio : de 7 a 14 días
2.700€ + Tax
Obra original de Oscar Costas OMÚ
Año : 2019
Técnica : Mixta sobre lienzo
Edición : Obra única
Estilo : Expresionismo metafísico
Medidas : 97 x 130 x 5 cm.
Embalaje : Burbuja y cartón duro
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Me baso en experiecias del subconsciente, de la verdad irrefutable, certeza universal que es la impermanencia; trascendiendo la vida ordinaria con la resurrección de la materia humilde, olvidada.Paroxismo de la realidad cotidiana desde una perspectiva epicúrea, con reminiscencias dadaístas.Todo objeto común, transmite un lujo exquisito en el cual somos conscientes y asumimos nuestro sino.En la mente inconsciente; se encuentra el factor creativo, el depósito de toda energía, el pasado, presente y futuro.
Comienzo con una serie de errores, y la corrección por parte del sentimiento, hasta que resplandece ante mí lo que andaba buscando.Subyugo la física cuántica, la entropía, la poética de lo efímero, como génesis y significado de lo espiritual en el arte.La figura estorba, no se permite una imitación de la naturaleza externa.La pintura se convierte en un acontecimiento, un ritual alquimista, donde el espectador debe encontrar a partir de sus percepciones sensoriales, sensibilidad y experiencias estéticas previas, un significado que simbolice una moral común.Se exige una reflexión o racionalización con un “espíritu libre” adaptado a un ideal de belleza crítico y contemporáneo.
El artista vislumbra, exhorta los problemas existenciales mediante soluciones ontológicas, sin estar controlado por normas aceptadas.La esencia del ser es su devenir, no el ser en sí mismo.Reeducar la conciencia, provoca una razón de porqué el arte se conforma en absoluto, versa sobre nosotros y es inherente con ese objeto, con un impulso romántico de denuncia social amable, con la querencia de intensificar la expresión mediante la acción y el gesto, el color cual partícula que baila en el desorden celular alrededor de la tela liberada, construye un presente ilusionante; metáfora de
autoafirmación con resultados imprevisibles, pero existenciales.
Encontrar un principio creador que no sea un estilo o técnica impuesto, es el fin.
El protagonismo del proceso, posee la misma significancia que el propio resultado, adjunto a un contenido emotivo que invita a ser exactamente como yo me siento en ese ahora; al observador le toca descifrarlo.El cuadro se convierte en un muro o plaza de pueblo mundano con una visión no
sólo visual, también táctil, musical, olorosa.
La duda conceptual suele ser la misma;”ésto lo puede hacer un niño”.Mi respuesta es no; siempre que habite: espontaneidad, originalidad y escasez.Existe una conexión interna de difícil argumentario.
La cuestión de fondo no reside en juzgar si una ópera es buena o no; el tiempo se encargará de éso.A otros les toca predecirlo.
Los valores estéticos, filosóficos, culturales o sociales presentes, están vinculados a la apariencia, y al uso o abuso premeditado de la materia.Su transformación, tiene una repercusión sobre la motivación y el diálogo estético.Se hace necesaria una intensa reflexión sobre la autenticidad de la obra misma.